Es tiempo de volver a El Silencio

Pero no nos quedaremos callados.

El Silencio es uno de los lugares más espectaculares que haya visitado en la vida. Es en Colombia. En los llanos orientales. Tres horas desde Villavicencio hacia adentro. En medio de la inmensidad. Donde la línea del horizonte es infinita.

Pájaros de mil especies. Caños cristalinos. Sabanas que parecen hechas a mano. Olor a ganado y caballos. Y variedad de sabores que da la comida hecha con leña. A todo quisiera tomarle fotos. A todo. Pero hay que enfocarse.

Hace unos años, cuando vivía en Londres, me suscribí a una revista que me pareció muy útil porque enseñaba técnicas de edición en photoshop. Estaba hecha para fotógrafos. Leyendo de punta a punta cada una de las revistas que me iban llegando, encontré también útil los consejos prácticos que nos daban a los fotógrafos.

En uno de los números, recuerdo, hicieron un ejercicio que me pareció perfecto. Decía el artículo, que deberíamos escribir en papelitos, varios temas.  Por ejemplo: puertas, ventanas, gente caminando, gente durmiendo en la calle, cables, cielo, etc. Pues bien, después de escribir unos 10 temas, debíamos meterlos en una bolsa y batirla bien. Con una sola mano, había que sacar dos papelitos solamente. Luego había que salir con la cámara, enfocados, buscando los temas seleccionados por azar.

Confieso que ya no escribo temas. Ni uso bolsas. Pero si trato de proponerme dos ó tres temas a desarrollar cada vez que salgo a hacer proyectos personales. En esta oportunidad, en los Llanos, haré retratos de gente que me encuentre. Y, practicaré algo que hace muchos años no practico: fotografía de paisajes. Me parece que sería un desperdicio no aprovechar el escenario para tomarle fotos a uno de los lugares más hermosos que hay en Colombia. 

Ese será mi proyecto en esta Semana Santa, aparte de agradecerle a Dios por permitirnos estar en familia, con buena salud, con un año más de Mundial de Fútbol, pero sobre todo, darle las gracias por darnos la oportunidad de disfrutar del maravilloso país que escogió para nosotros. 

Acá publico un adelanto del lugar a donde voy. Esta foto fue tomada por Juan Camilo Carrizosa, mi amigo del colegio y compañero de aventuras en el Amazonas. Juan nos acompañó el año pasado y esta foto, que me encanta, me inspira para ir a los Llanos, enfocado en paisajes.

En este mismo espacio, haré una actualización después de Semana Santa, donde podrán ver las fotos que haga. Me parece increíble poder invitarlos a viajar por Colombia conmigo a través de la fotografía.


by Juan C Carrizosa

by Juan C Carrizosa


by Pablo Salgado

by Pablo Salgado

by Pablo Salgado

by Pablo Salgado

by Pablo Salgado

by Pablo Salgado

by Pablo Salgado

by Pablo Salgado

el silencio

La familia, mi familia

Ya había empezado por allá en 1994 haciéndole fotos a mi familia. Cuando tenía abuelitos. Esa práctica con la familia, me sirvió para tomar la decisión de hacer retratos. Entonces desde que me dedico a la fotografía, y tengo el chance de hacerlo, le hago fotos a mi familia. Lo he dicho siempre: es parte de mi herencia. Y lo disfruto mucho.  

Esos días en familia cuando están en tu memoria, no se acaban nunca. Y las fotos ayudan. 

En esta ocasión estoy feliz de presentarles a Luana, mi nueva sobrina, así como a otros miembros de la familia que se me toparon en el camino ese día de celebración.





Estudio en la 69

Es en Bogotá. Las puertas están abiertas de 8.30am a 3pm de lunes a viernes. Si está interesado en hacerse fotos, o a su familia o las dos, puede reservar un espacio para fotos. 

Yo por ejemplo, le hice fotos a Elena y a Mariana el día que tuvieron su primera clase de ballet. 

 

Y seguiré actualizando fotos...

mariana salgado
mariana salgado



La felicidad paisa

Esa misma que tiene como protagonistas a Juliana y a Juan Esteban. Que Muy enamorados aparecieron una tarde muy fría en el Parque de la 93 en Bogotá para conocerme y hablar en detalle de mi estilo de fotografía y otras ideas para las fotos de su matrimonio.

Lejos, pero muy lejos de esas bandejas paisas originales, se fueron soltando en charla y comentario, contando su historia de amor. Fue una charla muy divertida y con final feliz, pues me escogieron como fotógrafo.

Quedó claro que querían fotos diferentes. Divertidas. Creativas. Que contaran el evento como un cuento mágico. Y así fue. Ellos entonces viajaron a Medellín y yo me quedé con el frío bogotano diseñando unas fotos inolvidables.

La idea sería aprovechar los recursos que nos daría la locación, la hora y todas esas cosas que siempre se nos atraviesan y se vuelven en nuestros mejores amigos. Fue entonces como nos dimos cita en Medellín y sus alrededores el día de su matrimonio. Y fue así como poco a poco registramos ese encuentro el día más importante de sus vidas. Tenían toda la disposición para que las fotos ocuparan un lugar muy importante en sus vidas y en algunos portaretratos. Sabíamos, todos, que el matrimonio no era un evento de fotografías. Pero tuve la suerte de tener a los mejores aliados para sacar el tiempo necesario.

 Al día siguiente, hicimos más fotos...

Esta era una historia que no podía dejar pasar por alto. Claro que no. Y acá están algunas de las fotos de ese día que ya están en nuestras memorias.

 

El paradero de Don Chinche

Hace unos meses, bastantes ya, la Revista Bocas me invitó a hacerle fotos a la gran leyenda de la televisión nacional, Héctor Ulloa, el mismísimo Don Chinche. 

Cuando llegué a su casa, el hombre estaba muy elegante. Todo un político. Y es que acababa de serlo: había trabajado con la Gobernación de Cundinamarca.

Después de saludarlo y darle las gracias por haber hecho reír durante muchos años a mis abuelos paternos, le pregunté si todavía tenía el vestuario de Don Chinche. Me dijo que sí. Empecé a sentir ansiedad. Le dije que me encantaría tomarle fotos con su atuendo de personaje. Hacerlo como homenaje. El Chinche no puso ninguna resistencia y subió a su cuarto por la pinta. Llegó a la sala con dos bolsas gigantes de plástico y dijo que en una de esas había cargaderas y corbatas que durante muchos años, la gente le había regalado. Increíble ver todo eso. Era como abrir un "baúl de la abuela". 

Encontró entonces sus chiros completos de Don Chinche  y se dispuso a vestirse. Fue una maravilla de escena. Una escena que nunca me imaginé ver. No lo vi en calzoncillos por si tuvo la duda. Pero si supe cómo era que se vestía. Con seriedad. Con amor por su personaje. Vi cómo eran sus zapatos. "A veces usaba estos, los otros que usaba no sé dónde están". Que maravilla. "Esta si es la corbata original", el sombrero, camisa, pantalón, tirantas. Todo el set completo. ¿Yo yo? Tome fotos.

Usé un poco el método de los matrimonios, confieso. Nada diferente, sólo que en lugar  de novia con vestido blanco y joyas, era un personaje de la farándula criolla con pantalón mostaza, camisa de cuadros, corbata de rayas y cosas de esas.

Entonces lo que hice fue tomarle fotos a todo el proceso de conversión. Mágico. Luego le pregunté con mi mano estirada si le gustaría salir a la calle con "esa maleta que está ahí". Agarró la maleta y estábamos listos. "Excelente Don Chinche, usted si que es un personaje querido", pensé. Y nos fuimos para la calle.

Con mi cámara en la mano y perseguido por un personaje de oro de la televisión colombiana, salimos a buscar paradero para hacer las fotos. "Dime dónde me paro", me dijo El Chinche.

Le di un par de indicaciones mientras saludaba a algunos transeúntes que le decían "buenas Don Chinche". Había un par de vecinas asomadas en las ventanas de sus casas pendientes. Muy pendientes. De inmediato me di cuenta que el actor se había metido de nuevo en su personaje. Increíble. Lo puse a caminar unos pasos. Le dije que se recostara contra el muro. Que me ignorara. Que hiciera de cuenta que estaba esperando a su novia. La de la serie. Y eso hizo. Muy obediente el Chinche.

Después me acerqué y le dije que necesitaba que hiciera todos los gestos típicos del personaje. Y empezó como si hubiera dejado de hacerlo ayer. Con levantada de mano y hombro. Con la subida de mentón, etc. 

No me alargo más en este asunto. Pero sólo les cuento que al final le pedí un abrazo. Le dije que era en nombre de mis abuelos que hubieran hecho lo mismo de estar vivos y al frente de él. Entonces fueron como tres abrazos en total.

Acá las fotos de ese día inolvidable en mi vida. Las fotos de un personaje muy colombiano. De un humor típico colombiano. De nuestro "cantinflas".


El salto, el beso, el avión

Suzonne y Francisco se casaban en Londres. "Queremos fotos antes del matrimonio para hacer unas tarjetas", hágale.

La sesión era cerca del lugar donde vivían. Y el lugar era bastante cerca al aeropuerto Heathrow. Todo bien. Revisé algunas ideas creativas para hacer las fotos y me llevé algunas en mi cabeza.

Revisamos las ideas y las fuimos haciendo una por una. En la lista estaba una idea loca de hacer un salto que incluyera beso. Después de las risas. De rascada de cabeza, lo intentamos.

Pensé que no sería difícil hacerla porque Francisco era entrenador personal y contaba con músculo suficiente para maniobras de s-alto riesgo. 

Entonces fuimos al parque del conjunto residencial. Primero ensayamos con el espaldar de una silla metálica. No lo logramos. Luego vimos una caneca de basura al lado de una baranda. Me acosté en el piso para hacer el encuadre. Y como que sí funcionaba. Le dije a Francisco que se relajara, que se subiera a la caneca, que se impulsara, que mientras estaba en el aire y con cara de amor le diera un beso a Suzonne y que intentara no caerme encima después de todo eso. Hágale pues.

Fueron varios intentos. La repetíamos porque a veces Suzonne se quedaba con el pico estirado o no se veía el anillo de compromiso en su mano. A veces Francisco no aguantaba la risa o no doblaba las rodillas. A veces no se les  veía las caras.  En todo caso, lo logramos justo cuando pasaba un avión:  salto, cara de amor, beso y fotógrafo ileso. El ingrediente del avión fue totalmente circunstancial. Pero definitivamente fue un detalle de película para esta foto.

La foto que escogí de esta serie hace parte del portafolio que envié a Fearless Photographers!

Acá les muestro una pequeña secuencia de las fotos que tomé en ese momento. Fue hace unos años. Una tarde cualquiera en Londres. 

pablosalgado01
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