Pasa una vez y probablemente nadie se da cuenta. A lo mejor vuelve a pasar. Lo más seguro es que de nuevo, nadie se de por enterado. Pasa siempre. Así son los personajes invisibles. Muy diminutos. Prácticamente imperceptibles. Cuando parece que alguien los está mirando, es una ilusión. Las miradas simplemente los atraviesa. Entonces sumando, no son personajes que detengan el tráfico ni las miradas ni nada. Es posible que los agarren mal parados y estorben. Eso sí, los invisibles son un género al que siempre alguien, empuja. Es como el que no ve un escalón bajo: trastabilla, no se cae y sigue su camino. Son un “viento”. Como cuando alguien abre una puerta y pasa una corriente de frío. Los invisibles nos hacemos terrenales cuando alguien se choca contra nosotros. Aún así, no nos ven. Somos los sujetos del "tropiezo involuntario". Aclaro que podemos evitarlo, pero somos por naturaleza generadores de roce y desequilibrio. Pero no es nada que quite el sueño o que requiera doctor ni medicamentos. Además no tiene cura. Tal vez no sea un problema. Simplemente no eres más que ningún recuerdo. Ninguna memoria. Así son los invisibles: transparentes en los mejores casos. Los turbios parecen una mancha en la córnea. Eso pasa cuando cubro un evento, sólo los de mi especie me ven y dicen: “Señor, ¿nos toma una foto?”. Una sonrisa leve y click. ¿Qué se hizo el señor? ¿Cuál señor? El del corbatín. ¿De quién estás hablando? ¡Del fotógrafo! ¿Hay fotógrafo? Si. Mucho gusto, Pablo.
pablo salgado
Bocas: Nestor Humberto Martínez
Sigo pensando en Gregory Heisler y en Dan Winters cuando le tomo fotos a los políticos. No me alejo de David Hobby quien me dio las pautas para el mejor uso de los speedlights, luz de separación, paraguas, claroscuros, "Rembrandt". Me gusta el tema de convertir a los personajes en íconos. Tal vez voy encontrando un sello en los retratos y así como Irving Penn los arrinconaba para fotos a sus personajes, me gusta tomar la foto de perfil de estos señores que de alguna manera, siempre nos muestran sólo una de sus facetas.
Como casi siempre pasa, llegamos al lugar de las fotos sin haber estado nunca. "Es en la casa de él", me dijeron. Eran como las 8 de la noche. Nos recibió en la sala-estudio. Ahí había una silla como las que uno ve en televisión que tienen los psiquiatras. Le dije que hiciéramos una terapia. Ese comentario terminó tomándose por broma y en lugar de acostarse, se sentó en el borde para la foto y le pregunté qué libro estaba leyendo. No recuerdo el título (no tengo tiempo para anotar tampoco, ni gozo de buena memoria) pero algo tenía que ver con procesos de paz en otros países.
Hice un paneo rápido del lugar y vi un par de fondos que me gustaron. Puertas altas y oscuras. También usé mi colapsible (Fondos Botero) y una silla. Hice todas las fotos con un speedlight + octa y en la foto de la silla psiquiátrica, mezclé luz ambiente con el octa.
Le pregunté por una foto de su papá. Significó mucho para él. Sacó la foto y les hice una foto juntos. Lo vi emocionado. "Es la mejor foto que le tomaron a mi papá en la vida", dijo.
Estas son las fotos de este personaje.
Las sociales de Guacarí
¿Fotos de la gente en las mesas?
Hágale. Vamos a hacerlas divertidas. Diferentes. Casi siempre utilizo el recurso de las preguntas inesperadas para tener reacciones y poder hacer fotos sociales pero espontáneas, genuinas, sin posar pensando en Revista Jet-Set o una de estas.
"Abrácense todo lo que se quieran". "Hagan de cuenta que se quieren". "¿No tiene pareja? hagamos un SOLO". "Mírela y dele un beso HOLLYWOODESCO". "Vamos a hacer portadas de libros". "Abrácelo como suéter de paseo". "¿A ver cómo bailan en la silla?". "Pablo, nos toma una foto por favor? Claro, vamos al sofá y hacemos un poster de película". "Hola, soy el fotógrafo, por favor me colaboran abrazándose con el cachete? Gracias".
Muchas opciones de hacer cosas diferentes. Y si los invitados se prestan para hacer fotos de estas, todo todo TODO es más divertido.
Bocas: Mis cinco minutos de gloria con Caterine Ibargüen
Esta es la historia de un par de fotos que le tomé a Caterine Ibargüen en octubre de 2014 para la Revista Bocas. Una de ellas me la soñé como portada. Sería el riesgo de intentar lo que no se había hecho. Era seguir con la idea de convertir a las estrellas en íconos.
De la querida atleta de Apartadó, Antioquia les digo que es una "bacana" completa. Es alegría al cien. Es una ganadora. Recuerdo el orgullo que sentí cuando a punta de "berraquera" colombiana y corazón (estaba lesionada de una pierna), consiguió la medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Londres 2012. En ese momento, con ella, saltaba triple todo un país hacia la gloria!
Cuando la Revista Bocas me invitó a tomarle fotos a la mejor atleta del país y muy posiblemente a la mejor atleta del mundo en este momento, sentí una enorme emoción y por su puesto, un gran honor!
Sucedió que me avisaron de las fotos dos semanas antes de la sesión. Tuve, como cosa excepcional, tiempo para pensar. Como les decía, terminé soñando con la foto. Sin embargo, con todo el tiempo que tuve para pensar, ese sano ejercicio no pasa de ser una ilusión porque cuando se llega el momento de hacer click, se puede diluir todo lo pensado, en segundos.
Antes de soñarme con la foto, mi cabeza dio muchas vueltas. Estudié opciones. Vi fotos. Leí sobre ella. Vi más fotos. Pero no reventaba la idea. Pasaba el tiempo y no tenía una idea que me diera la tranquilidad. Sabía que Caterine era una negra linda con un cuerpazo y una sonrisa de concurso.
¿Qué hacer con ella sin saber dónde se tomarían las fotos?
"Vamos a ser portada", me dijeron. "Vamos a tomar las fotos en un hangar". "Nos van a dar como cinco minutos con ella". Era claro que iba a ser un reto y a contra reloj.
Mi ejercicio entonces fue pensar cómo hacer una foto histórica, con recordación, con impacto visual, en formato vertical para portada y, claro, en cinco minutos!
El reloj de arena imaginario, me decía que se llegaba el momento de las fotos y necesitaba una respuesta correcta y ganadora.
Después de echarle bastante cabeza, se me aparecieron dos imágenes en la cabeza: una saltando verticalmente y otra en la que estuviera sentada abrazando sus piernas. Esa última me daba la sensación que podía ser interesante si se lograba.
Para la foto del salto, pensando en portada (vertical), sabía que no podía ser un salto horizontal. ¿Cómo decirle que saltara verticalmente? Ahí fue cuando se me ocurrió llevar una cuerda. Claro, le diría que saltara cuerda. Segunda foto resuelta.
Cuando llegamos al hangar, una hora y media antes de la hora acordada, nos encontramos con algunos obstáculos. "Tiene que estar vestida con la marca", "No pueden hacerse acá porque el flash puede interferir con las luces del fotógrafo de la marca", "Este es el sitio para las fotos", me indicaron un rincón pequeño. Casi se me enredan las ideas con las que llegué.
Sin embargo, y a pesar de las limitaciones adicionales al tiempo, con mis asistentes Andrés Nava y Jorge Magallanes, optamos por mantener vivas las ideas originales. El reto era saber aprovechar nuestro rincón de la mejor manera.
Cuadramos las luces. Usaría el octabank como luz principal, fondo totalmente negro y dos speedlights como luces de contorno. Listo el montaje. Hicimos las fotos de prueba.
Llegó Caterine. Bonita. Alta. Fuerte. Femenina. Estaba un poco seria. Me presenté y le expliqué qué haríamos. Hicimos dos fotos con el vestuario de Herbalife y luego decidimos la pinta que usaría para las otras fotos. Se cambió rápido y arrancó nuestra carrera contra reloj. Poco a poco la seriedad se convirtió en risa. Habíamos roto el hielo. Tomamos fotos de cara y medio cuerpo. Pon las manos en la cintura, así, como la mujer maravilla. Eso. Clic.
Segundos después, llegó el momento de lanzar mi primera flecha: ¿Te puedes quitar los zapatos y las medias? le pregunté dándole tiempo para que lo pensara. "Déjame ver cómo tengo las uñas... están bien", dijo Caterine. Listo, te puedes sentar ahí por favor y te abrazas a tus piernas con todo el cariño del mundo... Perfecto. Un par sonriente. Un par seria. Un par sin expresión.
Segunda flecha: Me gustaría que ahora hicieras unos saltos con este lazo. "Está bien, pero me tengo que poner los tenis porque no me quiero lastimar los pies", aceptó.
Click click. Un par de chistes. Un par de sonrisas. Un par de saltos. Y se acabaron los cinco minutos de gloria con Caterine Ibargüen.
En consejo editorial tomaron la decisión de irse por las fotos que hice de cerca y escogieron un retrato de Caterine sonriente, que en la portada diseñada me pareció muy bonita.
Acá les presento la foto que más me gustó de las que tomé ese día y la de Caterine saltando lazo.
Quedé contento de haber logrado las dos imágenes que soñé hacerle a la gran leyenda del deporte mundial.
Y de paso, les presento, más abajo, la quinta y feliz portada que hice para Bocas.
Proyecto Personal: Fernando Montaño
Fernando Montaño es bailarín de ballet. Es colombiano. Es Negro. De Buenaventura, costa del Pacífico. Es un ejemplo de superación, disciplina y todas esas cosas buenas con las que contó desde niño para alcanzar sueños que ni siquiera había soñado.
Tuve la fortuna de conocerlo en Londres. Me contrató para hacerle unas fotos de portafolio personal. Luego me invitó a hacerle fotos mientras lo maquillaban para su primer papel protagónico, el bufón de Cenicienta. Fue muy especial e histórico ese momento, para Fernando y para mí, por supuesto.
Hoy tengo el agrado de compartir con ustedes las fotos que le hice a Fernando en su reciente visita a Bogotá, al Teatro Colón donde con sus más queridos amigos y colegas de ballet fueron el show principal de la reapertura del teatro más importante de Colombia.
New York Rush in Black and White
Pasaron ocho años. Y aunque uno sabe que Nueva York siempre enamora, esta vez me quería casar con ella.
Fueron solamente dos días y medio. Y como hay que moverse rápido porque así es el ritmo de la ciudad, siempre encuentro ideal mi cámara Canon S95 cuando hago fotografía callejera. Cabe perfectamente en un bolsillo y además de tener un buen tamaño y que no pasa más allá de ser una cámara de bolsillo, toma fotos en RAW, lo que me permite tener más control en la edición de las fotos. Escogí nuevamente la opción de hacer las fotos en blanco y negro y traté de buscar lugares donde hubiera mucha luz.
Tal vez de todas las cosas que me impactaron de Nueva York cuando fui por primera vez, fue eso, el exceso de luces en Time Square.
En las imágenes verán por los lugares por donde caminé. Incluso verán algunas fotos de la exhibición de Ruven Afanador.
¿Por qué blanco y negro?
Bueno, aparte de encantarme las fotos en blanco y negro, quise hacerlo inspirado en la obra Angel Gitano de Ruven Afanador y su delicioso manejo del blanco y negro en movimiento. Movimiento como el de una ciudad tan increíble como Nueva York. Imposible no enamorarse de esta ciudad.
Entonces, esta es la Versión 1 de Nueva York en blanco y negro.