Los invisibles

Pasa una vez y probablemente nadie se da cuenta. A lo mejor vuelve a pasar. Lo más seguro es que de nuevo, nadie se de por enterado. Pasa siempre. Así son los personajes invisibles. Muy diminutos. Prácticamente imperceptibles. Cuando parece que alguien los está mirando, es una ilusión. Las miradas simplemente los atraviesa. Entonces sumando, no son personajes que detengan el tráfico ni las miradas ni nada. Es posible que los agarren mal parados y estorben. Eso sí, los invisibles son un género al que siempre alguien, empuja. Es como el que no ve un escalón bajo: trastabilla, no se cae y sigue su camino. Son un “viento”. Como cuando alguien abre una puerta y pasa una corriente de frío. Los invisibles nos hacemos terrenales cuando alguien se choca contra nosotros. Aún así, no nos ven. Somos los sujetos del "tropiezo involuntario". Aclaro que podemos evitarlo, pero somos por naturaleza generadores de roce y desequilibrio. Pero no es nada que quite el sueño o que requiera doctor ni medicamentos. Además no tiene cura. Tal vez no sea un problema. Simplemente no eres más que ningún recuerdo. Ninguna memoria. Así son los invisibles: transparentes en los mejores casos. Los turbios parecen una mancha en la córnea. Eso pasa cuando cubro un evento, sólo los de mi especie me ven y dicen: “Señor, ¿nos toma una foto?”. Una sonrisa leve y click. ¿Qué se hizo el señor? ¿Cuál señor? El del corbatín. ¿De quién estás hablando? ¡Del fotógrafo! ¿Hay fotógrafo? Si. Mucho gusto, Pablo.

PabloSalgado