A la una, a las dos...

La gente se queda esperando el "y a las 3". 

La sorpresa en la fotografía funciona muy bien. Hablo. Dirijo. Propongo. Sorprendo. Click. La cámara da cierto poder que es bueno tener. Prácticamente ellos hacen lo que les digo que hagan. Por eso hay que ser responsables y saber el qué y el por qué.

¿Quiere tener la atención de un niño en una foto?  Dígale: 1, 2... Salchicha! Le va a encantar y va a querer muchas fotos porque va a poder gritar "salchicha". Pruebe.

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¿Cuál es el poder de la fotografía?

Me permite estar frente a personas maravillosas que siempre tienen algo para contar, que sacie mi curiosidad, herramienta que siempre uso cuando estoy haciendo retratos. Ese momento puede ser normal o especial; depende de uno como fotógrafo. He descubierto que si me quedo callado, doy dos indicaciones y hago un par de disparos, el personaje da las gracias, puede que pregunte si puede ver cómo quedaron o, simplemente se despide y no pasa nada. Pero no. El tema de la fotografía me gusta cuando se sobrepasan esas barreras, cuando supera los silencios y se convierte en una sesión charlada de fotos. También descubrí en este tiempo, que detrás de la cámara debe haber un lider que dirija la sesión y que establezca un vínculo, una conexión con el personaje que está frente al lente. Desde un saludo cordial y genuino, seguido por preguntas simples que generen armonía y garantice pasar un momento diferente, real y humano. Siempre he pensado que la cámara y el oficio del fotógrafo es la excusa ideal para acercarme “legalmente" a  personalidades cargadas de información de la cual puedo aprender en 10 minutos, casi que lo mismo que aprendería en un viaje a cualquier parte. Sumando esto último, una sesión de retrato es como viajar por la vida de alguien en un tiempo super limitado. Recordar que es la oportunidad de hacer una foto más o intentar hacer una que se quede en la memoria. ¿Nos volveremos a ver? Si usted quiere, si. ¿Le dejo mi tarjeta?  

Los invisibles

Pasa una vez y probablemente nadie se da cuenta. A lo mejor vuelve a pasar. Lo más seguro es que de nuevo, nadie se de por enterado. Pasa siempre. Así son los personajes invisibles. Muy diminutos. Prácticamente imperceptibles. Cuando parece que alguien los está mirando, es una ilusión. Las miradas simplemente los atraviesa. Entonces sumando, no son personajes que detengan el tráfico ni las miradas ni nada. Es posible que los agarren mal parados y estorben. Eso sí, los invisibles son un género al que siempre alguien, empuja. Es como el que no ve un escalón bajo: trastabilla, no se cae y sigue su camino. Son un “viento”. Como cuando alguien abre una puerta y pasa una corriente de frío. Los invisibles nos hacemos terrenales cuando alguien se choca contra nosotros. Aún así, no nos ven. Somos los sujetos del "tropiezo involuntario". Aclaro que podemos evitarlo, pero somos por naturaleza generadores de roce y desequilibrio. Pero no es nada que quite el sueño o que requiera doctor ni medicamentos. Además no tiene cura. Tal vez no sea un problema. Simplemente no eres más que ningún recuerdo. Ninguna memoria. Así son los invisibles: transparentes en los mejores casos. Los turbios parecen una mancha en la córnea. Eso pasa cuando cubro un evento, sólo los de mi especie me ven y dicen: “Señor, ¿nos toma una foto?”. Una sonrisa leve y click. ¿Qué se hizo el señor? ¿Cuál señor? El del corbatín. ¿De quién estás hablando? ¡Del fotógrafo! ¿Hay fotógrafo? Si. Mucho gusto, Pablo.

PabloSalgado

Taller Ruven Afanador 2017

El decano de la facultad de Arquitectura y Diseño de la Universidad de Los Andes, Hernando Barragán, muy amablemente me invitó como profesor asistente al Segundo Taller de Ruven Afanador en Colombia. 

Ahí estuve yo, rodeado de 30 estudiantes que asistieron al taller del maestro Ruven, de quien aprendieron varios conceptos y formas de ver y entender la fotografía editorial. Más de una vez levanté la mano e hice preguntas: cómo por ejemplo, ¿cómo es la manera en que usted planea una foto, cómo es el proceso mental para pasarlo al papel y después a la escena? También pensé que era interesante que contara experiencias y anécdotas como retratista.

Alguien me comentó que le preguntó al maestro si lo veríamos tomando fotos... y él respondió que no creía que aprendiéramos de verlo en acción. Me parece que la pregunta era más enfocada a ver al gran Maestro Afanador apretando el obturador y haciendo fotos y esa hubiera sido una experiencia de vida. No por aprenderle algo, sino por tener el placer visual de verlo haciendo fotos. Casi que el mismo placer que me daría a mi ver a Ringo Star tocando la batería en vivo, no con el interés de aprender a tocar batería.

Cinco días de charla y práctica. Las charlas a cargo de Ruven y los invitados que llevó a cada una, quienes además hicieron aportes muy valiosos al taller: Un diseñador gráfico, la directora de una revista y una escritora.

Las presentaciones del trabajo de Ruven, muy interesantes. Yo era el encargado de pasar las diapositivas. Pudimos ver parte de su obra en los temas de retrato y moda. Cada uno con sus explicaciones, conceptos y forma de entender y vivir esas pasiones.

 En las prácticas que fueron en lugares maravillosos: Textura y en la Escuela de Artes y Oficios. Mi rol fue acompañar, en el primer día de práctica, a la artista Naty Botero y a los fotógrafos que le harían los retratos. Ese día aproveché para llevar mi cámara Fuji X-100T. Hice fotos de Behind the Scenes e hice sugerencias a los estudiantes. En algunos momentos. 

El segundo día de práctica, llegué un poco tarde y le eché una mano a uno de los colegas. Lo orienté y le ayudé un poco en la dirección de arte con las modelos que tenía. Indicaciones muy sencillas. De esa manera, cumplí con el tema de apoyar y acompañar. Un día especialmente inolvidable.

Al final del taller fue muy emocionante ver exhibidas las fotos de los participantes en una sala de Uniandes. Quedó un sabor bonito. El de haber vivido una gran experiencia. Me gustó mucho el trabajo, la manera como los estudiantes del taller resolvieron las dificultades del tiempo y cómo aprovecharon las locaciones como recurso. Un taller lleno de inspiración. Para aprender temas nuevos. Para conocer colegas apasionados. Y para compartir momentos con nuestra leyenda fotográfica viva, Ruven Afanador. Si puede, el próximo año, asista! Vale la pena!

Me quedó faltando ver al maestro en acción. Solo por tener el placer visual de verlo disparando su cámara. Pero seguro que será una oportunidad que llegará en algún momento.

Por ahora les comparto las fotos que hice durante el taller. Un poco del arte de observar "behind" y respetar el espacio de los fotógrafos a quienes acompañas. Estas son imágenes tomadas desde atrás...

Laura Restrepo

Un día escribí: Por los siglos de los siglos, Arlés. No todos los caminos llevan a Roma. Hay uno que lleva a Arlés, donde Vicent VanGogh pintó sus obras célebres.

Le conté sobre ese artículo que escribí cuando vivía en Londres y fui a visitar ese paraje del sur de Francia donde el artista holandés encontró la luz que anda buscando.

Fue una sesión divertida con la escritora quien se dejó envolver en papel. Sacó su pluma, la llenó de tinta y me transcribió un fragmento de su libro "Pecado".

Después cortó un papel, me lo puso como una capa y me tomó una foto. 

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En el Dorado.

El lugar donde me acerqué más a Liniers.

¿Quién es Liniers?
Visto desde los ojos de un cristiano común y corriente, Liniers es donde viene empacado un genio gigante que dibuja pingüinos, duendes y otros muñequitos. Y ese maestro logra mejorar la forma de ver y vivir la vida.

Estuve con él. Charlamos. Me contó cosas de su vida. Nos reímos. Lo retraté.