Sandra + Juan Carlos

Otro matrimonio feliz. Y quedó demostrado que a pesar de los obstáculos que se puedan atravesar bajando escaleras, cuando hay amor, no hay nada que derrumbe un castillo encantado. Sandra posó como modelo. Y quedó como modelo. Disfrutó cada click como nunca y fue delicioso trabajar con ella. Juan Carlos sonrió a lo "Tom Cruise" y aceptó el reto de ser top model por 5 minutos. Esta es un pareja muy pareja y dicharachera. Lindo show de primer baile con volteretas y amagues de caídas. Buena la tanda de Máquina del Tiempo porque nadie paró de bailar. Alegría por todos lados. Mil y un millón de días felices les deseo.

Los invito a pasear por mi página: www.pablosalgado.com




























Los Meseros

Este es un pequeño homenaje a unas personas que de verdad camellan. No son modelos pero podrían serlo perfectamente. No saben de poses pero siempre están impecables y bien peinados. Su obsesión es servir. Y bien. Gran misión en la vida. A ellos, gracias. Son unos duros llevando platos con comida. Y su trabajo, como el mío es dejar feliz a la gente. (Ese 10% de servicio voluntario a veces es más que merecido).

En la medida en que tenga eventos donde me los encuentre, los seguiré y les seguiré aplaudiendo su gran trabajo.

Estas fotos las tomé sin poner el ojo el visor de la cámara, por eso algunas de ellas están un poco movidas... Fueron 100% casuales (por si acaso). Fueron tomadas en la celebración de cumpleaños de Adriana Sanjuán en Bahía.





















Camilo y su héroe

Estuvimos de paseo esta Semana Santa. Uno de los personajes de la temporada fue Camilo Mendoza de 4 años y medio. Hijo de un amigo muy querido del colegio. Muchos años pasaron sin vernos. Sin viajar. Ahora con enanos abordo, fue mágico. Camilo, un gran caballero se portó a la altura. Dicharachero. Juicioso. Compartió chanclas y juguetes. Y posó para fotos junto con su gran héroe. Mil gracias por habernos hecho pasar tan buenos días y acá van algunas de las imágenes que le hice.




















The First Look: sin salir corriendo

"Mamacita divina!" "Venga le doy un abrazo" "Papacito papichurro precioso". O lo que se le ocurra.

Ninguna de esas frases la va poder decir en la iglesia apenas vea a su novia o novio. Olvídelo. El protocolo los ahorcará. Las tradiciones lo impedirán. Los agueros le halarán los pies en las noches. "Mejor dicho, ni lo pienses. Cómo se te ocurre que vas a ver a tu novio (a) antes de la ceremonia, eso es de mala suerte!".

Bueno... pues ya hemos encontrado parejas que quieren romper paradigmas y reglas basadas en "algo" que no saben muy bien qué es. "Pero mi mamá me mata si le cuento que te voy a ver antes de casarme", dicen algunas novias.

Qué dice la leyenda...¿Por qué no se pueden ver los novios antes del matrimonio?
 Pues -según me contaron hace unos días- la leyenda dice que si el novio veía a la novia antes de la ceremonia, salía corriendo. Esa es la cosa.

Pero en cambio no salimos corriendo si vemos un gato negro en la calle o si pasamos por debajo de una escalera o si se nos abre el paraguas bajo el techo. "Algo malo nos va a pasar", dicen.


El matrimonio es para la pareja. Él se viste para ella y ella para él. "Lo voy a sorprender".


El 'First Look' también es una ceremonia. Privada. Es solamente un encuentro del novio y la novia. Ahí se ven y se dicen todo lo que en la iglesia no se puede. Y menos delante de todo el mundo. De ese encuentro, van saliendo unas imágenes espectaculares... sólo para ellos. Es su día ¿no?

Después de ese encuentro mágico, a solas y con una cámara de fotos que registre este momento especial, la pareja posa para una sesión de 10 retratos contemporáneos. Si, sí hay que posar. Pero de una menera diferente. Natural. Cómoda. Sólo necesitamos que se sientan como modelos por 10 minutos. Y ya. Los resultados son muy bonitos.  Recuerden que las fotos y el amor de su vida, es lo que se llevan de su matrimonio para la casa después del matrimonio.

¡Hágale sin aguero!

















El Ford

Todavia da la lucha el tractor Ford. Me di gusto tomándole fotos a este artefacto legendario. Me fui por el blanco y negro para darle un poco de dramatismo a las imágenes. Ahí me perdonarán. Fue un ejercicio delicioso.

Cuando tenía unos 5 años -o por ahí- me subí a uno de estos mientras los grandes estaban de fiesta y brindis aguardienteros por allá en una finca en los Llanos Orientales. Del tractor me gustaban los pedales. Parecían resortes donde me podía impulsar. Las palancas siempre me llamaron la atención y moverlas me fascinaba. Todos los botones que veía en ese aparato me hacían sentir como en una nave espacial o algo parecido. Estaba en esas cuando algo halé o hundí y el tractor se empezó a rodar. Grité. Me oyeron. Me caí. Me rescataron. Y así terminó mi primera experiencia montado en un tractor.

Me encontré con esta máquina y traje del pasado el recuerdo de una experiencia bastante movida.

Acá algunas de las fotos...







El Trochador

Me invitaron a la Hacienda Casablanca, cerca de Tocancipá. Me fui muy temprano. Todos dormían. Menos unos personajes a quienes les dediqué un rato para hacer fotos. El camión de la leche madrugó como de costumbre y detrás llegué yo con mi cámara. Fue un amanecer diferente. Una hora más tarde tenía unas fotos interesantes y al frente mío, un desayuno sabanero delicioso que compartí con mi familia.

No me importó tanto que no me abrieran tan temprano la puerta de la casona, porque tenía a la mano mi cámara. Estas fueron algunos de esos clicks.

El Caballo

Me encantan. Desde que tenía como 6 años me montaba. No me llegaban los piés a los estribos. ¿Y qué importaba? Galopaba por todos lados. Adoro a los caballos. Me gustaba ver desde que los herraban. Cómo los peinaban. Algunos tenían las trenzas "de las brujas" en su crin. Mi primer caballo se llamaba Palomo. Un verdadero caballo. Enorme. Rápido. Noble. En él me gradué. "Usted es un gran chalán", me decía mi abuelo. Y luego pasé a tener a "Pakistán", un caballo "trochador" espectacular. Mono. Parecido a este que me encontré en Casablanca. Me dio pesar ver a esta bestia amarrada esperando a su patrón para llevar leche. Un poco aporreado en la panza. Le hablé y le di palmadas en el cuello. Le agradecí por las fotos y le prometí que las publicaría. Él me quedó debiendo la "palomita". Ya será.