Chicago. Llegó el 6 de octubre de 2015. El día que conocería a uno de los mejores 10 fotógrafos de matrimonios -en mi opinión y en la opinión de varios miles más-. Le pedí tres deseos. Si, como si fuera el mago de la lámpara. Le pedí hacernos una foto cara a cara. Le pedí un abrazo y le pedí que me tomara una foto. Y si. Se cumplieron los tres deseos.
Hablé con Jonas. Le hice preguntas. Y nos contó su vida. Sus experiencias. Y toda esa información, sin duda, me hizo ver de otra manera el negocio de la fotografía de matrimonios. Increíble. Su historia me erizó. Me emocionó y me ayudó a pensar diferente. Por eso, gracias Jonas.
Llego a Colombia con muchas ganas de poner en práctica los puntos más relevantes. Y tengo la sensación de que la manera en que mostraré mi trabajo a partir de ahora, contará mejor las historias.