Una experiencia. Que pasta! Que historia! Que personajes tan increíbles conocí. Para repetir. La pasta. El viaje. La experiencia.
Cuando supe que Manuela y Valerio se casarían, me pedí las fotos. Me dijeron que sí. Y me llevaron a Italia a hacer las fotos de una boda diferente. Como me gustan. Que honor. Que atenciones. Que prima colazione! Que manjares. Que paisajes. Que montañas. Vino. Más pasta. Más vino. Mas paisaje. Más fotos y fotos. Alegría. Bravo Italia!
Colombia e Italia. En la medieval y sobreviviente L'Aquila. Todo estaba organizado para el gran evento. La comitiva colombiana llevó su carnaval de Barranquilla y dejó a uno que otro italiano con la boca abierta y un ritmo tuntún en sus pies. Terminaron todos echando paso en una sola rueda que incluía quiebre de cintura.
Ceremonia en auditorio totalmente rojo. Oficiada por el alcalde de L'Aquila. Nunca antes visto. Entrada de los novios y bandondeón de fondo. Aplausos del respetable. Todo lo demás transcurrió en perfecto italiano. Con una que otra chispa del señor alcalde que provocó risas entre los presentes. Aplausos. Anillos. Beso. Abrazos. Y más aplausos. Más música y salimos a hacer fotos.
Ya a esa hora habíamos hecho el first look en la casa del novio, a las afueras de L'Aquila. Primero con el papá de la novia. Luego salimos e hicimos el encuentro de los novios en el jardín frontal. Emocionantino. Lágrima en L'Aquila. Pero de felicidad.
Me fui con el novio en su carro. Llegamos al lugar de la ceremonia y hubo mucho abrazo. Camaradería. Apretones. Más apretones. Como anticipando un poco el empujón que le darían al novio y que lo enviaría directo a la piscina con su elegante Giorgio Armani. Como pudo salió del agua. Primero, una cara seria al salir del apuro: Quitada de agua encharcada en los ojos: Estirada de brazos y agua bajando a destra y sinistra. Después sonrisas y proceso de secado.
Música en vivo. Grandes voces. Palabras. Brindis. Torta. Un encuentro entre culturas y el amor que las une: Manuela y Valerio. Se casaron. Una delicia de evento. Y yo. No me cansaré de agradecerles que me hubieran escogido para registrar ese momento tan especial en sus vidas. Por eso, grazie mille.
Espero que se gocen su camino de vida juntos y que esa fusión mágica que arrancó hace unos años en Buenos Aires nos vuelva a cruzar los caminos pronto. En cualquier lugar del mundo. Allá llegará el carnaval de Barranquilla.
Arrivederci.