Los juguetes de la Reina. Y el payaso

Tuve un amigo que era payaso: Retagila. El hombre un día me invitó al pueblo donde vivía en ese entonces: WindsorEn este pueblo hay varias atracciones para los turistas que se desplazan de Londres en tren en un trayecto de unos 25 minutos desde la estación de Paddington. Es corto el recorrido realmente.


Retagila es Daniel Obando, costarricense. Es un tipo realmente simpá-tico y muy buen payaso.  A este personaje un día le pasó la Reina Isabel muy cerca y le alcanzó a decir adiós con la mano. Ésta le sonrió y ese gesto que se esfumó en cuestión de segundos permanece en la memoria de Daniel.


Me imagino que si Daniel hubiera aparecido disfrazado de Retagila en la infancia de Isabel, la hubiera hecho reír con sus ocurrencias. Sobre todo por la voz aguda que logra con facilidad... Esperando eso sí a que la reina no estuviera jugando con sus muñecas y castillos de príncipes y princesas. Y reyes.

Cuando el tren llega a Windsor y uno se baja del vagón, ve una torre de castillo enorme en medio de un pueblo bastante curioso. Curioso porque hay un restaurante donde Shakespeare se sentaba a escribir. O la casa de citas que tenía un túnel secreto por donde llegaba un rey a hacerles visita. O el edificio inclinado, o la calle más larga del Reino Unido que termina donde hay un caballo enorme... Pero volviendo al castillo de Windsor, alguno de los reyes que lo habitaron dijo: "Es un lugar ideal para pasar días con buen clima". Al parecer el clima era maravilloso. A mi me parece que es el mismo de Londres. Pero si lo dice un rey algo verá que uno no. El caso es que dentro de esas gigantes paredes  hay muchos recuerdos de siglos atrás y cosas que ahora podemos ver los peatones normales. Como las piyamas de la reina Isabel y otros de sus chécheres.

En ese castillo ahora hay taquilla. Es decir, ya no es tan privado como antes. Se paga y se puede entrar a ciertas partes. ¿Por qué? Porque un día se les quemó un pedazo del castillo y como había tanta madera, pues siempre es que la fogata era más bien grande y se tragó buena parte de la construcción. Entre lo que se quemó estaba la iglesia donde están todas las coronas de los reyes de Inglaterra. Seguramente se fueron entre las llamas algunas de sus hilachas. Pero el cuento es que la familia real tuvo que bajarse del bus y pagar mucho dinero para reparar los daños. Y las libras son caras. Ahora nosotros les ayudamos a suavizar los gastos de reparación y restauración con nuestras visitas pagadas.

Pues mi amigo Retagila el payaso que les comentaba, me invitó al Castillo a recorrer las zonas permitidas. Fue una tarde divertida. Pues confieso que tener a un payaso para uno solo tiene ventajas. Uno siempre participa. No hay otros niños que se roben el show. Y así fue. La experiencia incluía show de magia.

El paseo por el castillo arranca en el cuarto de juguetes de la Reina Isabel. Imagínese. El cuarto donde ella jugaba cuando era chiquita. Ese cuarto tiene los techos bien altos y ventanas largas con ventanitas cuadradas más pequeñas. El frio tiene que ser tremendo en invierno si uno camina por ahí descalzo. Y aunque se sacrifica un poco la vista de los jardines, algo de luz alcanza a entrar. Y algo se alcanza a ver desde ahí. Con respecto a la luz que entra es lo suficiente para ver los juguetes y otras cosas intimas de la reina.

Confieso que había letreros de "prohibido tomar fotos". Por todas partes. Fáciles de ver. Pero fue muy difícil evitar tomar fotos prohibidas como las de los juguetes de la reina. Saber que podría lograr que muchos pudieran ver algo de eso gracias a unos clicks secretos, me llenaba de nervios. Pero le hice. Me dio dolor de nunca y todo. Y arranqué a hacer clicks y a jugarme la vida al mismo tiempo. Pero se logró.

Acá algunas de las pocas fotos que me arriesgué a tomar en ese cuarto. Verán que los juguetes y algunas réplicas del castillo, que era la "casa de las muñecas de little Elizabeth", están a escala humana. Es decir, se veían a los ojos la reinita y sus muñecas. Además la niña no se tenía que agachar tanto para poner muñecos en las diferentes áreas de la super casa. En el cuarto hay también ropa, sombreros, guantes, chanclas. Todo lo que usó en algún momento la niña "Isa". Los pies por ejemplo, por el tamaño que uno ve en televisión, no le habrán crecido muchas más tallas de las que se ven detrás de los vidrios... La foto que verán del jardin interior del Castillo no es una maqueta. Tampoco pues.


Quedé muy agradecido con mi amigo Daniel a quien tuve el gusto de verlo después en acción haciendo reír de verdad a muchas personas en un evento. Sobre disfrutaron sus piruetas los niños a quienes logró mantener concentrados viendo su show. Muy grande lograr eso. Así mismo me imagino que hubiera mantenido a la reina: sentadita poniendo atención y riéndose en perfecto y fino inglés. 


Como dato curioso les cuento además, que en el castillo viven más de 150 empleados entre los que hay jardineros, cocineros y otros personajes con roles de servicio para la familia real. Cuando en el techo exterior del castillo hay una bandera amarilla, es porque la Reina está ahí. Y eso pasa también en los otros castillos.


Estas fotos fueron después publicadas con su respectiva crónica por el periódico El Nuevo Dia de Puerto Rico donde me publicaban crónicas de viajes por Europa... Excepto la última donde sale Daniel Obando haciendo un pequeño acto de magia. La primera foto es la del carro de pedales. Seguramente había empleados en el Castillo que la ayudaban a empujar... O algunos caballos de fuerza.
















¿A qué se dedica?

¿Usted hace lo que realmente le gusta? Se lo pregunto porque me pregunté eso hace unos años y me dio duro responder: "no". "Pero lo haré", pensé. Dedicarse a lo que uno le gusta es lo ideal. Pero vaya y tome la decisión de dedicarse a eso. Es duro. Le cuento que a mi me fue bien tomando esa decisión. Y me empecé a sentir mejor.

Cuando llegué a Londres en el 2006, dije que haría lo más me gustaba: Me senté a ver todos los partidos del Mundial de Alemania. Fresco. Disfruté cada minuto de fútbol de ese mundial. Delicioso. Cuando se acabó el Mundial de Alemania me puse a escribir y a tomar fotos. Y terminé haciendo la mezcla de esas dos pasiones creando la revista Perfiles Londres.




La revista fue creada para ser un medio diferente. Fresco. No noticioso. Divertido. Fácil de leer y de llevar. Para coleccionar.

Quise crear una revista que no perdiera vigencia. Que si alguien la veía ocho meses después no le provocara meterla en la chimenea. Una revista que se pudiera dejar en el revistero. Dedicada a hacer reconocimientos de personajes hispanos que sobresalen en el exterior.

Había espacio para caras conocidas y no tan conocidas. Hubo portadas con personajes como Jorge Villamizar, Ángela Becerra, Fernando Botero, Natalia París, Marco Antonio Solís, Julieta Venegas, Róbinson Díaz... Personajes que tenían algo en común: decidieron dedicarse a hacer lo que realmente les gustaba. Y la pasan muy bien.




La revista era de distribución gratuita. "¡Ay! va a venir Marco Antonio Solís?", me preguntó una señora cuando vio la portada de la revista número 6. "Señora, Marco Antonio ya llegó, está en sus manos", le respondí y le regalé un CD del artista mexicano, gracias a Universal Music con quien hice una alianza para premiar a los lectores.

Perfiles estuvo de moda en la comunidad hispana de Londres. Era una revista que se dejaba leer rápido. En poco tiempo se convirtió en un medio apetecido por la comunidad. Les hacía compañía mientras se tomaban un café. Mientras llegaba el metro o el bus. O mientras lo atendían en una peluquería o en las populares oficinas de giros.

Fueron 14 números los que salieron de Perfiles y fue la confirmación de que hacer lo que a uno le gusta es posible. Hasta me entrevistaron en la W una vez... "¿Cómo hace para tener en la portada a tanto famoso?", me preguntaron. Les expliqué que los artistas vivimos del reconocimiento y que Perfiles era un medio que hacía eso con quien se lo merecía. Y listo. Les dije que así fue como empezaron a desfilar en las páginas de Perfiles artistas, escritores, modelos, políticos... Gente que hacía lo que les gustaba y que sobresalían. Por eso el reconocimiento. Había muchos famosos y no tan famosos pero que se merecían un reconocimiento por lo que hacían. La estrategia era tener a alguien famoso en portada para vender la pauta y garantizar que los lectores se la llevarían. Y eso funcionó. 

Fue una idea que me dio la oportunidad de hacer algo divertido. Y de verdad que me divertí mucho. Se abrieron muchas puertas. Conocí gente increíble. Asistí a mucho evento: partidos de fútbol, conciertos, charlas, exhibiciones. Todavía recibo invitaciones. Todavía acepto invitaciones.


Hace un año y medio regresé a Colombia después de 11 años. Y me dediqué a hacer fotos de gente maravillosa. Venía por seis meses nada más. Pero encontré espacio para hacer lo que más me gusta en el país que más quiero. Una combinación ideal, ¿no le parece?

Baila Fernando. En la alfombra.

Siempre esperando aprovechar las oportunidades que se presentan y listo para decir "sí", que es el primer paso para que las cosas se den. Como tomarle fotos al bailarín colombiano Fernando Montaño quien me llamó para hacer su portafolio personal. Me dio alegría y algo de nervios. Incluyendo cosquillas entre las tripas y todo. Un gran reto, digamos. Quedé contento con el resultado. Y él también.

Fue un trabajo de un día completo con el único bailarín colombiano que está en el Royal Ballet de Londres. Y me fui con pocas ideas en la cabeza de cómo hacerle las fotos. Pero con la tranquilidad de encontrar y usar recursos inesperados. Como una alfombra redonda que había en la sala de su casa. Y resultó interesante. Hoy puedo decir que de la serie de la alfombra roja, esta foto que está acá se convirtió en una imagen icónica en mi portafolio.




El lugar del encuentro fotográfico con Fernando fue en el camerino de los artistas en el edificio del Royal Ballet de Londres. Eso está en Covent Garden, centro de la ciudad. Una construcción enorme. Sí, es fácil de perderse. Pero como me fui con tiempo, me perdí tranquilo. Cuando llegué, a Fernando lo estaban maquillando.

Después del saludo, hice varias tomas de calentamiento. Click a las zapatillas, vestuario, mochila, chaqueta de Juan Valdez y cosas que encontraba por ahí. Algunas fotos de él en maquillaje y así. Después nos fuimos al lugar donde calientan los bailarines. Había un piano y mucho espejo. Apelé al ISO alto y sacrifiqué textura por movimiento. Baile acá, estire allá, levante la cara. Súbase al piano. Y así.

La sudó buscando el salto perfecto. Así son los bailarines. Luego salimos a caminar por Covent Garden hasta llegar a la casa de Fernando Montaño. Un flat pequeño. ¿Espacio para iluminar? Poco. ¿Lente? El gran angular 10-20mm. ¿Me puedo parar en esta silla? Listo. ¡Click! ¡Click! ¡Click!

Una sesión interesante. Diferente. Un bailarín destacado posando como un caucho. Fernando dio saltos de venado en el Hyde Park. Y terminé haciéndole fotos sobre la alfombra roja de su casa.

La de arriba, fue una de las fotos en algún momento me la pidieron en una agencia de modelaje de Nueva York. Que maravilla. Me sentí muy contento de haber tomado esa serie y que un medio se interesara.

No alargo el rollo. Pero quería compartir con ustedes la experiencia que tuve con este artista colombiano que brilla lejos de su tierra natal: Buenaventura. Acá presento varias fotos de ese encuentro. unas editadas, otras no tanto.






















Con Vienna Ruiz

Es una mujer especial. Ve la vida con mucha pasión. Está muy pendiente de las tareas de sus hijos. Vive rodeada de detalles en una casa muy bonita y bien decorada. Me llamaron de la revista Bocas para hacerle una foto a Vienna Ruiz. A esa señora que vi muchas veces por televisión cuando era chiquito. Y que me parecía tan linda y elegante. Y sigue siendo después de tanto tiempo.

Ahí estaba yo. Saludando a una persona que saluda a muchas personas. Así son las celebridades: saludan a muchas personas; personas que saben perfectamente quién es la celebridad. Pero habría que preguntarle a la celebridad si ellos saben a quién están saludando... Generalmente no tienen idea. Seguramente cuando Vienna me saludó no le costó trabajo saber quién era yo. Finalmente tenía mi cámara colgada del cogote. "El fotógrafo", debió pensar.

Y así. Este es otro personaje de la farándula colombiana que pasa por mi lente. Fue una foto para la sección Sello Personal. Muy querida Vienna. Y me mostró el libro de fotos de su matrimonio. "Yo hago fotos de matrimonios", le confesé.

Y le hice varias tomas. Acá está la publicada y otras dos más.










Tres minutos con el Tigre Falcao

Fue un montón de tiempo. Me acordé de Gregory Heisler diciendo que a veces sólo le dan segundos con ciertos personajes para hacerles fotos de portada para la revista TIME...  En mi caso era la revista Bocas, pero con poco "time".

Para hacerle una foto de portada a un personaje en poco tiempo, debe haber preparación y tiempo. Estudio. Investigación. Saber sobre el personaje. Dónde se tomará la foto y qué tiempo hay. Tener referencias de inspiración. Lo mío fueron 3 minutos. No había espacio para reclamos. Ni excusas. "Deme un minuto más mientras cambio de lente". No señor. Es lo que es.  

Me habían comisionado la foto para portada con el Tigre Falcao. El personaje deportivo del momento. Qué responsabilidad. Que dicha de oportunidad. El tiempo que tendríamos nos lo darían los encargados del Atlético de Madrid. La sesión sería en Cali. En cualquier momento. Había que sentarse a esperar. Y eso hicimos con Mauricio Silva, el periodista.

Era un viaje de un día para otro. Nos iban a dar media hora y todo parecía estar controlado. "Parecía". Resultó ser un viaje de tres días.

El día de la sesión, madrugué a cuadrar luces. Podría ser en cualquier momento. Usaría 3 luces en total. Una principal para la cara del personaje. Una de relleno para evitar las sombras y una de separación con el fondo oscuro. Tenía unas fotos de referencia que me habían enviado los chicos de producción de la revista, de jugadores de la liga inglesa y española. La referencia más precisa era la de Mezut Özil. Ese era el look que le querían dar a la foto de Falcao. Y en esa me inspiré.

La espera fue larga. Finalmente atrapamos al Tigre después de 3 intentos.

Un click. Dos clicks. Uno más. "Me miras en esta?", gracias. Unas preguntas de Silva, unas expresiones del jugador. Click, click. Me arriesgué y pregunté: "Falcao, puedes hacer como un tigre por favor, con las manos así?". Y Falcao respondió a mi pedido. Hizo como un tigre con las manos así. Esa era la foto que tenía en mente hacerle. Y la hice. Quedé feliz. Y más cuando la escogieron como portada.

Y ya. Se acabó el tiempo. "Tenemos portada?", me preguntó la directora de la revista. "Fijo tenemos portada", le respondí. Y si.

Acá algunas de las fotos de esa sesión y las elegidas.














Unos días muy felices

Una llamada el viernes. Un viaje a Escocia el domingo. Miles de millas de distancia. Miles de historias. Personajes. Scones. Hora del té. Whisky. Highlands. Kilts. Bote. Vacas de plástico y de las otras. Pero sobre todo, las de plástico. Cenas como para reyes y de los otros. Jubilee y muchísimas espaldas de curiosos. Lluvia londinense a diario. Visita a los amigos más queridos. Vino tinto y de los otros. Y quinientas veinte vainas más.

Fue como ganarse la lotería sin comprar boleto. Como si se hubiera hecho realidad un sueño sin haberlo soñado. En fin. Fantástico. Y cualquier cosa adicional se queda corta. Las fotos apenas contarán un poco el tema. Lo demás trataré de contárselo. Ahí me perdonarán. Les adelanto que ha sido uno de los más deliciosos e inesperados viajes que he tenido en mi vida, éste, al Reino Unido.

La crónica completa muy pronto en la Revista Don Juan...


Por ahora un poco de imágenes.