"people"

El día que conocí a Tony Blair y otras dos veces más

Si, conocí a Tony Blair. El señor don Tony Blair. El ex primer ministro inglés. El asesor internacional de Colombia. Estuve en su oficina tres veces! Cada vez, más o menos unos 2 minutos mal contados. Siempre acompañando a un diplomático colombiano. Fue una de mis actividades en Londres como fotógrafo, gracias a la confianza de la embajada.

La primera vez con el señor don Tony Blair fue cuestión de unos cuantos clicks. Las otras veces, también. En el oído y amplificado un "thanks, that's all", y un brazo muy largo me indicó por dónde salir a esperar a las personalidades colombianas. Esa fue la primera experiencia en la oficina de tan conocido personaje. Luego lo vi dos veces más. Y al señor del brazo que indica que la sesión de fotos se ha terminado, también.

Ya la segunda vez, se me notaba la experiencia en la mirada y en el pecho. Salido. Cuando el señor Blair me preguntó levantando las cejas, "how are you?"... creo que no respondí. Y no debí responder porque sentí congelada mi sonrisa al sospechar que el sr. Blair me había reconocido. Esa sonrisa se descongeló al llegar a la casa cuando me desahogué con mi esposa contándole la nueva experiencia con el sr. Blair. Eso sí, me acuerdo muy bien que le apreté la mano al sr. Blair y le di dos palmadas en el brazo, casi hombro. Así, como se saludan dos personas que ya se han visto antes y que se saludan con algo de camaradería... así me lo imaginé por supuesto.

Luego estuve una tercera vez frente a la gran figura inglesa. El man es bien alto. Fui cuando el recién elegido Juan Manuel Santos hizo una visita no-oficial al Reino Unido. Caí en cuenta que los colombianos somos bien bajitos. Incluso el presidente. Y una de las visitas de Santos fue a donde Tony y la otra a donde David Cameron, a quien también conocí. En fin, me volvieron a llevar a donde Tony. Esa vez casi le doy abrazo apretado, y se lo hubiera dado de no ser por lo cercano que estábamos de la Scotland Yard. De todas maneras, confieso, que evité cualquier escándalo y sencillamente abracé a Tony de medio lado con una suave caricia en la panza, como se saludan los que la tenemos un poco desbordada... Ya íntimos, claro.

Esa última vez, tuvieron el gesto de preguntarme dónde quería tomar la foto. Sentí placer por milésimas de segundo de saber que les daría una orden a semejantes personajes. Personajes que se la pasan mandando y dando órdenes. Que delicia. Que nervios. "Háganse acá por favor". Instrucción que di ya sin pulso en mi mano. Y click click click click. Y un click más. Pero de ahí no pasé. Porque apareció en escena otra vez el brazo largo. Esta vez la mano tocó mi hombro y lo apretó, luego sentí un ronco "thank you" con tono brusco, digamos. Seguramente el guarda y yo no habíamos tenido el gusto de conocernos antes.

Fotos que no pasan de 5 clicks y sale. Brazo largo con indicación. Sonrisa de entendimiento absoluto. Venia. Y pa fuera!

Me quedaron las fotos y la experiencia de haber estado ahí. Sin tiempo de foto-artística, pose mirando al paraguas, el "ponga los pies en esta dirección, cruce los brazos y sólo con los ojos míreme acá...". "Muy bien, hagamos otra". Un café y seguimos. Nada. De eso nada. Cinco totazos para el archivo diplomático y chao.

Y chao.


Foto a Tony por pablo salgado photography © 2012





Lina & Francois: "amorallados" en Cartagena

Hay cuentos mágicos sin duda. Pero cuentos mágicos de verdad no tantos. En Cartagena hay de esos cada rato. Y es a una hora de Bogotá, si es que está en esa ciudad. Ahí lo está esperando. Es el corral de piedra más lindo del planeta. Que encierra desde mi punto de vista, una cantidad de pasiones y de historias encantadas.

Como fotógrafo bendigo los matrimonios allá. Y hasta pienso en mudarme a vivir algún día cerca de esa muralla con vista al infinito. Es que no me canso de ver paredes pintadas y de las otras. Ventanas en madera bien tenidas y de las otras. Calles angostas y esquinas como de película francesa romántica y de besos de unos y otros...

De ahí llegué hace unos días. De ver a Lina & Francois queriéndose muchísimo. De conocer su historia de amor. Supe que se conocieron en circunstancias de película por allá en Europa viajando. Se vieron una vez. Se encontraron otra vez. Y listo. Click. Juntos desde entonces. Pensaron en casarse. Pero que fuera en un lugar mágico. Francois vino a Colombia y conoció Cartagena... cayó redondo. Celebraron el  matrimonio en la iglesia Santo Toribio y la recepción en el hotel boutique Casa Quero. Divino todo!

Pan francés y sombrero voltiao. Cruce de culturas y dos menús: paisa y galo. Deliciosa "esquisité". Si, delicioso... le cuento que nos premiaron a los fotógrafos con los mismos manjares de los invitados... Oh la lá. Es algo que se agradece y saborea mucho. Merci pues.  Porque a veces no es así. En este evento en especial, el paladar se dio gusto... todo muy rico!

Y le doy una mención especial al montaje de PuroLove. De nuevo el detalle con amor que enamora. Con erizo sobre la torta y todo! Este equipo sobresale en el arte de diseñar y personalizar los matrimonios. Muy buena mano y mucho corazón en lo que hacen, eso se aplaude y se reconoce! Si le gustan los detalles con amor, no dude en hablar con ellas. Le ponen 200%. O más.

Itala Isabel Vasquez, la coordinadora del evento de Mi boda en Cartagena, muy pila y buena trabajadora. Lo mismo sus colaboradoras y colaboradores en general. Recomendadísimas! Así que si quiere casarse en Cartagena, le hacen la vuelta completa.

Pues Lina y Francois se casaron. Cenaron delicioso. Bailaron salsa, reguetón, rock, merengue, currulao hasta de medio lao. Buscaron de frente el ventilador después de tanta voltereta. Se bajaron sus buenos jugos y cocteles helados. Se rodearon de  amigos y familia. Todos querídisimos. Unos muy queridos a punta de señas por temas de "traduccioné". Mucho poema en francés y en "espagnol". Todo muy romántico. Que rico.

Este par de aventureros empezaron otra historia siendo muy felices. Y queriéndose mucho.

Bon voyage!















El título de "amorallados" fue tomado de un comentario de mi colega Juan Posada (sígalo en Fb, es buen fotógrafo y buena gente).




Mariana y Elena y los frascos del baño

Todos tenemos nuestras conversaciones imaginarias. Ensayos de diálogos. "¿Y si te dicen que no?", pues les digo: "qué les pasa, están locos??? -No mentiras, no les digo nada... ¿o sí?". Van y vienen. O se quedan. Sí. Se quedan.

Pues mis hijas Mariana y Elena practican y bastante seguido sus discursos, canciones, clases de colegio, maternidad, saludos de cumpleaños, visitas al médico con las muñecas y muñecos de plástico y de trapo. O con los caballos de palo. Pero nada iguala sus diálogos con los frascos del baño.

Hace unos días descubrí  a las dos enanas muy sentadas en el piso, a lado y lado de la fila de frascos que desfilaron por toda la casa hasta llega a la sala. Seguramente estaban en una visita guiada o en la hora del refrigerio. No sé.

Me gustó el cuadro y les hice esta foto para que quede registro de esas charlas improvisadas que me enamoran de mis hijas todos los días...



Con Harry Sasson

Espero algún día hablar con él. Por ahora sólo lo tuve a distancia de zoom y más cerca, cuando me acerqué a mostrarle una foto que le hice. El diálogo se redujo sólo a mi comentario: "le acabo de hacer fotos para un libro", le dije mientras pasaban meseros por todas partes y me pedían permiso para pasar. Me apretó el brazo y siguió sirviendo. Eran 400 platos de primera entrada, 400 de segunda entrada y 400 platos fuertes. Los meseros parecían hormigas marchando.

El nivel de estrés y compromiso era enorme. Dentro de los invitados estaba el presidente Santos y muy cerca de él, muchos de sus ministros, incluído el papá de la novia, Rafael Pardo Rueda. Expresidente Gaviria a bordo, y muchas personalidades bogotanas y alrededores. Muy elegante estuvo el matrimonio de Laura y Alfonso en el Gimnasio Moderno.

¿Había como 20 fotógrafos? Mal contados... Y mientras pasaba la arremetida de flashes sobre Amparo Grisales, Poncho Rentería, Horacio Serpa, Germán Vargas, Vlado, Fabio Villegas los fotógrafos iban tomando nota del diseñador del vestido... "Hernán Zahar", alcancé a oir por ahí... mientras tanto yo me acomodaba el corbatín esperando el momento para hacer los retratos de los novios en compañía de Vicky y Carlos en algún lugar del colegio donde además llovía como sabemos que llueve en Bogotá por estos días. Espacio que tuvimos super limitado en algún momento del evento... En esa espera se me atravesó Harry Sasson. Salvó mi noche...

Fue mi personaje favorito entre tantos presentes y estaba detrás de las paredes de lona y plástico. Al frente de la gran misión gastronómica del evento. Serio pero simpático. De pocas palabras pero muy atento. "¿Aceite?", gritó Harry con un brazo levantado. Listo para echarle aceite a las sopitas de entrada que iban de salida...

En mi pescuezo ajusté uno de los 75 corbatines que heredé de mi abuelo Gabriel Barrientos y me dirigí para la cocina a vivir la experiencia al lado de Harry Sasson. Y al frente. Y de costado. Era una cocina montada para el evento y ahí estaba Harry Sasson mirando para un lado y para otro.

Le hice 116 disparos (pero no los voy a aburrir con todas)

En medio del desfile impresionante de meseros, indicaciones y señas, afiné un: "Harry!". Y logré lo que quería: El simpático hombre de chivera se giró como en cámara lenta, con cara de angustia y me miró directo al lente... Logré su atención en un fragmento de segundo... y click!

Si hubiera sido una mujer, el pelo lacio y brillante hubiera quedado volando por el swing de cabeza que giró como gallina para sancocho al oir su "Harry!". En esta escena específicamente, la imagen de Harry Sasson no da para campaña de shampoo, pero sí para una expresión fotográfica especial.

Y después siguió el protocolo de un matrimonio elegante y sin mucho espacio para la creatividad. De lo que si hubo mucho fue de...: "Fotógrafo, una foto acá hágame el favor". De esas, hartas. Así es el rollo.

Me encantó ver un verdadero trabajo en equipo. Camaradería. Entendimiento. Colaboración. Tolerancia. Paciencia. Sincronización. Armonía. Aromas. Un lider bacano. Concentración... Que dicha ver todo eso.













HARRY!!























El encuentro de Maria y Ricardo

Buscando o sin buscarse. Maria Angélica y Ricardo se encontraron. Que nota! El amor total que se tienen seguro irá con ellos no importa a dónde. Se encontraron para ser felices. Fue a la medida. Se miran y se entienden. Se quieren. Son cómplices. Su sentido del humor y la forma en que viven cada uno de sus momentos es envidiable. "Vamos a hacer el first look afuera al lado del lago que es muy lindo", planeamos. Pero la lluvia tenía su propio plan. No importa. "¿Abajo hay parqueadero?", pregunté. Todos se miraron. "Si...". Y nos fuimos para allá.

¿Carros? Si. ¿Luces de tubo largas y señales de parqueadero? También. ¿Oscuro? Si, muy oscuro. Allá estábamos con Maria Angélica y Ricardo listos para vivir otro de sus encuentros. Otro primer encuentro. Esta vez vestidos de novios. Perfumados. Impecables. Allá, en el sótano 2 de la torre 4.

Perdón, ¿Dónde? No importa. ¡Que pareja! ¡Que amor! ¡Que parqueadero!!

Quedará para siempre ese recuerdo. Esas fotos especiales en un lugar donde a nadie más se le hubiera ocurrido hacer un primer encuentro el día del matrimonio. Estoy convencido que estas fotos las embellecen las personas. En este caso Maria Angélica y Ricardo. Y si son un par de novios bacanes como ellos, no habrá nunca un problema de dónde verse por primera vez y quererse todos los años que vienen.

Gracias chicos por aceptar verse minutos antes de su matrimonio y sólo les deseamos felicidad para siempre. No importa dónde estén. Parqueados.

Maquillaje: VIDIVA

Las fotos de Maria Angélica y Ricardo

















MÁS FOTOS ACÁ: SLIDESHOW


Hablando con Annie Leibovitz (actualizado)

Otro de mis encuentros fotográficos ha sido con esta gran maestra de los retratos. Me encanta. Leyendo su libro "Annie Leibovitz At Work" me siento sentado hablando con ella, oyendo sus experiencias, técnicas y secretos. Que delicia!! Acabo de leer sus notas del día que la llamaron del Palacio de Buckingham para hacerle fotos a la Reina Isabel, poco antes de que su majestad viajara a la celebración de los 400 años de la fundación de Jamestown en los Estados Unidos. Y las notas de los días siguientes hasta cuando hizo la sesión de fotos. Que notas!! Y encontré fascinante y muy inspirador su trabajo con la reina. ¡Con montajes incluídos!

En fin. Hace poco me llamaron de la Revista Bocas de El Tiempo, para hacerle unos retratos al capitán Agustín González, aparentemente el único veterano colombiano de la segunda guerra mundial que está vivo. Pues fui a su humilde casa. Notable abandono y soledad. Me impactó su estilo de vida. Casi sordo  y con la memoria corta, muy corta; pero con la película de su pasado intacta. El capitán fue enviado para apoyar a la fuerza aérea francesa durante la segunda guerra mundial. Todo un personaje. Pide a gritos un mejor reconocimiento económico a sus actos patriotas. Está lleno de medallas, condecoraciones y diplomas que poco le sirven para mejorar su recta final. Tiene noventa años. Alguien que por favor lo ayude!

Sin montajes, pero siendo recursivo, logré sacarle al capitán unas imágenes que me dejaron muy contento y que saldrán en la revista Bocas de mayo.

La productora de la revista llevó una bandera de Francia que usé como fondo en unas fotos que le tomé al capitán sentado en un sillón de su pequeña sala. Luego cambié el fondo y usé un colapsible gris oscuro que fui modificando con luz en la medida que avancé en las fotos. Luego salimos a caminar al parque que estaba cerca de la casa del cap. González y ahí me inspiré en el trabajo que hizo Annie con la reina Isabel. Con una pequeña diferencia: yo no le hice montaje a la foto. Logré salir con el capitán hasta el parque más cercano. Nos fuimos despacio y casi nos alcanza el aguacero que cayó cuando regresamos a su casa.

Sigo en mis conversaciones privadas con estos grandes de la fotografía y feliz de oir sus historias...

Con una simpleza absoluta, Annie logra hacer imágenes maravillosas. Esta foto que agrego de Keith Richards (músico) es un ejemplo de lo que puede lograr Annie sin poses forzadas, sin miles de flashes iluminando a los sujetos... solamente una luz principal y dejando de relleno la luz ambiente de un cuarto de hotel. La maravilla total.


En mi conversación con Leibovitz (ya escribo su apellido con propiedad y sin consultarlo) aparecieron nombres completamente nuevos para mi como Lucian FreudDorothy Wilding a quienes empiezo a estudiar. Otra más bien familiar Cecil Beaton con quien tengo una conversación pendiente de lo que me ha ayudado e inspirado en algunas tomas.

Volviendo a la sesión con la reina, me dejó pensativo y con muchas ganas de estudiar más a los personajes que uno retrata. No más imaginarse cómo debe posar la reina Isabel. Cómo debe sentarse si está en una silla. Hacia dónde debe mirar, cuál debe ser su posición de las manos, brazos. ¿Qué vestuario? ¿Corona? ¿Ornamentos? ¿Y si no quiere salir a los jardines? ¿Montaje? Gracias Annie por compartir esta delicia de experiencia.

"Tiene 25 minutos con la reina", le dijeron a Annie Leibovitz. Ella, quien le ha hecho fotos a los más famosos personajes del mundo, confiesa: "Se me olvidó hacerle una foto de pie al lado de la silla... estaba muy nerviosa". Y terminó al sesión en menos de 25 minutos. Y se quedó para siempre con esta historia que ya es leyenda.