"fotografía"

Pintando con luz para Don Juan

Una llamada. Tres lugares. Dos al oeste, uno en el centro. Todos en Cali. "Hola, soy fotógrafo de la Revista Don Juan". Da un estatus diferente. "Y qué, no necesita asistente?". Me dicen. Todavía no me han tocado las viejas, les digo. Bares y restaurantes de Cali.

Y poco a poco. Calle a calle. Voy conociendo la ciudad donde estoy viviendo. Y paré en los bares. Y conocí gente. Todo a mi disposición. Sets interesantes. Botellas. Vasos. ¿Y la luz? Hacía rato no experimentaba hacer fotos pintando con luz.

"Unas a los locales y otras a las botellas emblemáticas". Hecho. Click.

En el mundo de la fotografía de producto, quizá, las botellas y el plástico son de los elementos más difíciles de fotografiar. O una empanada o unos granos de maní. Pues para estas botellas, saqué mis linternas de led y me puse a dibujarlas con luz, tratando de evitar los reflejos.

Trípode. Apertura super cerrada, velocidad lenta. Y timer.  Se hacen los ajustes y se van logrando los resultados que uno quiere. "Qué hace ese man", se  preguntaban por ahí.

Fue un ejercicio divertido. Espero poder compartir con ustedes muy pronto el material publicado.







Escribir sin pensarla tanto. Click.

¿Sobre qué? No sé. Pero algo se me ocurrirá. ¿O saco la cámara?

A veces me devuelvo al colegio. Echo la película 20 años para atrás y me encuentro de frente con unas gafas enormes y detrás de ellas el profesor Pompilio Iriarte con su voz suave como de persona tímida: "Escriba más, Salgado". Si profesor, voy a escribir más. Esa voz aparece y desaparece como parpadeos constantes. A veces con tono no tan tímido. Entonces como que me animo a escribir pero a veces es más fácil encontrar una cámara fotográfica que un lapicero o un papel. La cámara siempre está con batería y memoria.

Se marcha Pompilio en disolvencia. Y después sus gafas. Y llega la imagen de los amigos del recreo corto. Estamos echados en La Raqueta del Moderno hablando de cosas muy serias, pero con pausas para poder burlarnos de todo: La nariz de uno, las orejas de otro. Un recreo corto no dura nada, pero alcanzamos a criticar la pregunta que nos corchó en un examen... alguien un día dijo: "no hay preguntas malas, sino estúpidas". Totalmente de acuerdo. En el colegio, por ejemplo, había mucho profesor que preguntaba cosas que uno no sabía... que mal.

Escribir... Todo un rollo. Comparo eso con la fotografía: hay que practicar todos los días para poder contar cosas interesantes. Que despierten un comentario, un suspiro, un beso. Click.

Cuando escribo soy más amigo de usar palabras corrientes, nada rebuscadas. Porque si me pongo a rebuscar palabras tratando de ser todo un intelectual, me quedo dormido o me distraigo por ahí y no vuelvo a la escritura... o englobado, pensando qué escribir, es cuando me entran llamadas para responder encuestas de 200 preguntas de las cuales uno pide que le repitan un 30 por ciento porque pasaron como 15 aviones. O el mismo avión quince veces.

Eso mismo lo aplico como regla en la fotografía: la sencillez. Me gustan los fondos planos; que no te distraigas cuando ves mis fotos. Que si estás conversando con una imagen mía, no vayas a perder el hilo del rollo.

Me gusta escribir, sí. Y aunque aveces te confundo, no tienes que incomodarte para buscar un diccionario. Me gusta tomar fotos, si. Y son fotos que generalmente te hablan. Pero no te asustes porque le hablan a tus ojos. Cuando menos te das cuenta, ni parpadeas. Esas fotos fueron hechas para contar historias. Pero no te vayas a incomodar tratando de ver mis fotos con maña para ajustar el foco. Te anticipo que generalmente mis fotos son borrosas. Sí, borrosas. Pero las vas a entender. Vas a saber quién es quién. Son fotos artísticas. La imperfección cabe perfectamente. De pie o sentada.

Recuerda que mi teoría dice que buscar la perfección es muy aburrido. Para mi que no existe. Para mí la perfección es Dios. Si existiera la perfección sobre la Tierra, me parece que no iríamos a cine juntos. Se aburriría conmigo. Seguramente la perfección se enloquecería tratando de entender un cuento de Julio Cortazar y perdería la paciencia buscando las fotos nítidas que Mario Testino le hizo a Lady Di.

Fue entonces, hace varios años, que me di cuenta que se valía contar historias haciendo clicks. Sin importar el pixel o la limitación de luz. Captar los momentos sin descripciones detalladas. Encontré imágenes que hablaban en cualquier idioma. Click. Click. Sin pensarlo tanto. Click. Que un japonés te entendiera sin que hablaras. Allá la foto y el japonés se entenderán.

Hace rato me pareció más excitante tomar una foto o miles, en lugar de sentarme a pensar qué escribir, describir, transcribir. ¿Dónde va la tilde? ¿Es con ese o ce?, ¿coma o punto y coma? ¿Y el título? Fresco. Fresca. Uno o dos clicks y ya. Descubrirás que con una buena foto que tomes, podrías convertirte en el Pablo Neruda de la fotografía que siempre soñaste ser...

Por ejemplo, busco que mis imágenes te hablen sin acento. Aunque aveces aparecen personajes que dicen: "Oiga Pablo, no me quedó clara su idea, ¿me explica?". Listo, mire hacia allá, fije la mirada en esa esquina y piense en lo más chistoso de lo que está mirando (Risas). Click, click, click. Una, dos, tres fotos. Tomo varias parecidas porque por ahí una sale buena. Y todos felices.

Todo este cuento es muy bonito pero paro acá porque parece que Elena me quiere decir algo...






Pablo Salgado Photography © 2012. Pablo Salgado Photography toma fotos de personajes en Colombia. Pablo Salgado Photography es Pablo Salgado, fotógrafo de retratos editoriales en Bogotá. Pablo Salgado Photography es Pablo Salgado, fotografía de gente no convencional. Pablo Salgado Photography es Pablo Salgado, fotógrafo de artistas famosos. Pablo Salgado Photography es fotografía artística de personajes. Pablo Salgado Photography es fotógrafo de actores colombianos. Pablo Salgado es fotógrafo de gente famosa en Colombia. 



Aventura. Desierto. Amor.

Diana y Ernesto empezaron su aventura de amor en el desierto de la Tatacoa. Se animaron a vestirse de novios un día después del matrimonio y nos fuimos hacia el desierto con toda la energía de hacer fotos inolvidables. Y lo logramos. Fue una sesión divertida en tiempo récord... pues la luz nos daba poco campo de acción. Buscamos el sendero del coyote y el correcaminos. Y lo encontramos.

Se fue el sol y el desierto se oscureció. Pero arriba el cielo se despejó y salieron todas las estrellas. Con dos carros apuntándole al desierto, Diana y Ernesto lograron llegar hasta el otro lado. Jhonatan era el encargado de los flashes con geles naranja, para meterle candela a la montañita... Y todo funcionó! Logré la silueta del amor de D&E en el desierto. Luego buscamos recursos con las luces disponibles.

Una pareja encantadora. Joven. Dicharachera. Especial. Pero lo mejor de ellos es su espíritu aventurero. Ahí se ganaron la de oro.

Viajar por Colombia también agranda el mundo. Haga la prueba y verá!

El desierto de la Tatacoa es uno de mis escenarios favoritos para hacer fotos de amor. Fotos de novios que se quieren harto. De novios todoterreno!