"24-70mm"

Le tomé una foto a la Reina Isabel

Tranquila. Muy tranquila, Con sus guantes bien puestos. Peinadísima. Con un collar impecable. Su cartera colgando de su brazo. Y su mano derecha dispuesta a saludar y a despedirse. No importa el orden. Éramos la reina y yo. Frente a frente. En realidad fue un encuentro increíble y muy especial. En Oxford Circus.

Gran personaje. Pequeña. Pero poderosa. Vieja, pero sin arrugas. Lenta, pero sonriente. Doña Isabel II: es una muñeca. Literalmente. Y calcomanía. Y llavero...

En mi viaje a Londres este junio, tuve el privilegio de comprar a la Reina Isabel por la módica suma de £15.00. Ahí estaba. En la vitrina de una tienda de tarjetas. Con la manita levantada. Con ella le decía adiós a quienes pasaban. O saludaba. O las dos. Y a los que no pasaban por ahí, también los saludaba.

Sólo un poco de luz sobre su cartera basta para que la Reina salude o se despida del mundo entero. En las noches descansa. "Deja esa mano quieta". Pero apenas amanece arranca a menearla simpáticamente. No se despeluca ni se descompone. Es toda una Reina Isabel, solar.

Hoy puse a prueba una luz nueva con la que estoy dándole otro look a mis fotos. Y de verdad confieso que fue un verdadero honor probar esta luz con su majestad doña Isabel II. Me impactó su sonrisa permanente a pesar de estar jugando con la lámpara en su presencia y haciéndole fotos... Claro que estoy agradecido con la pequeña alteza.

"Quieta para la foto", mamita. Y la mano no se movió más. Tal vez no quería más fotos.